BAJO FUEGO
Confrontación
José Antonio Rivera Rosales
Como lo habíamos previsto en entregas anteriores, el Movimiento Popular
Guerrerense hace aprestos para una confrontación de largo aliento contra los
gobiernos federal y estatal, en concordancia con la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) y el Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME).
Esta
contienda, que tiene visos de polarización creciente, se impulsará a partir del
arribo de una dirigencia magisterial más radical en sus planteamientos, que
prevé lanzar una campaña por la desaparición de poderes en Guerrero así como la
instauración de un tribunal popular que daría voz a los sectores más excluidos
y descontentos de la entidad, para someter al escrutinio popular la actuación
del gobernador Ángel Aguirre Rivero así
como de los diputados del Congreso local que, en una inmensa mayoría,
desecharon la contrarreforma propuesta por la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación (CETEG).
Esta es la situación que explica el repliegue de los maestros de la
coordinadora cuyos dirigentes formales, Gonzalo Juárez y Minervino Morán, están
por ser relevados del comité directivo de la CETEG, al que arribaría una nueva
dirigencia encabezada probablemente por Manuel Rodríguez Gálvez, uno de los
voceros más visibles de los mentores de La Montaña Alta.
Esto significaría que, en sentido contrario de lo que ha declarado el
gobernador Aguirre Rivero, el magisterio disidente -que mantiene el control
sobre el MPG- se reorganiza con el fin
de arremeter con mayores bríos en cuanto termine la primera ronda de
conversaciones entre la CNTE-SME y la Secretaría de Gobernación (SEGOB), cuyos
resultados conducirán previsiblemente a un fracaso absoluto.
Esto porque la mancuerna CNTE-SME prevé como punto toral de negociación
la abrogación de los artículos 3 y 73 de la Constitución de la República, que
en esencia constituyen la parte medular de la Reforma Educativa -que tampoco es
una reforma educativa, dado que lo único que modifica son las relaciones
laborales entre el gobierno y el magisterio, mientras deja intocado el modelo
educativo de enseñanza en México-.
Como
es de suponer, el gobierno de la República jamás dará marcha atrás a su
proyecto de reforma laboral en el sector educativo -que complementa la
verdadera Reforma Laboral aprobada en septiembre de 2012 por el Congreso de la
Unión-, dado que forma parte de un paquete más amplio de reformas estructurales
que pretenden establecer condiciones para sanear y reimpulsar la economía de
acuerdo con los parámetros del modelo neoliberal.
En
este sentido, las dirigencias de los gremios de oposición que encabezan el
CNTE-SME tienen ya previsto un Plan Nacional de Lucha que contempla una campaña
por la abrogación de los citados artículos 3 y 73 de la Constitución, seguida
de un paro de labores en los estados donde mantienen presencia, luego comenzar
con un brigadeo nacional, iniciar foros y encuentros en todo el país y, en
última instancia, generalizar la lucha nacional.
Aunque no queda claro en qué consiste cada
uno de los puntos de la campaña, lo que sí ha trascendido es que sectores
radicales de los gremios independientes, de los movimientos campesinos e
indígenas, así como de las clases urbano populares en las ciudades, se preparan
para confrontar a los gobiernos federal y estatal en el contexto de una lucha
popular que ha logrado concitar la participación e interés de estratos de la
sociedad guerrerense que históricamente han sido excluidos de las políticas
públicas de los gobiernos en turno.
En
Guerrero, la punta de lanza de esta movilización popular abanderada por la
CETEG y las organizaciones sociales acuerpadas en el MPG es la región de La
Montaña Alta, precisamente la zona geográfica más desfavorecida donde -decíamos
en una entrega anterior- habitan los más pobres entre los pobres de México.
En
alusión al término acuñado por el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, esas
comunidades donde habita el México
Profundo son las que han respondido al llamado de los maestros bilingües de
la región de La Montaña, especialmente en las tierras altas, donde parece que
nada pasa, pero donde está en movimiento una respuesta que pudiera generar
consecuencias trascendentales para todo el país.
Es
en La Montaña Alta donde se desarrolla la campaña del magisterio más indómito,
el que ha encabezado la avanzada de las marchas magisteriales, el que ha
llamado a todos los pueblos originarios a participar en contra del “mal
gobierno”, el que ha recibido como respuesta de esas comunidades una
participación silente, pero decidida. Son estas masas silentes de La Montaña
las que son convocadas por esta nueva dirigencia magisterial que están a la
espera de que termine la etapa de las conversaciones para entrar en acción.
Sólo que ahora están acompañadas por grupos de guerrilla que, también en
silencio, se mantienen a la expectativa de lo que pueda ocurrir en esta inédita
confrontación que pudiera derivar en algo más que daños y destrozos en oficinas
públicas.
En
la lectura de las formaciones clandestinas, ésta pudiera ser la coyuntura
histórica esperada para abrir hostilidades contra el estado mexicano, al que
combaten desde hace más de 40 años algunas de las más antiguas, siempre en
espera de contar con las condiciones históricas en que la población marginal,
harta de los excesos de sus gobernantes, estalle en ira vengativa por todos los
agravios, los viejos y los nuevos, que han mantenido en el olvido y la
postración económica a esas mayorías silenciosas.
En
esta lectura, ello abriría la oportunidad de transitar hacia un régimen
político igualitario, en el que siguen creyendo a pesar de las enseñanzas que
nos ofrece la caída del Muro de Berlín.
Si
en 2006 la explosión de ira popular en Oaxaca constituyó un laboratorio de
respuestas para las guerrillas ortodoxas y dogmáticas, en 2013 vislumbran en
Guerrero una nueva oportunidad de trascender en la historia, así sea al costo
de un baño de sangre.
Sólo
la inteligencia política del gobierno de la República, del gobierno del estado
y de las clases pensantes de Guerrero podría evitar que se generalice una
convulsión de dramáticas consecuencias.
Es
pues necesario revisar la situación de cabo a rabo, comenzando con el modelo
neoliberal de economía que padecemos, en el que las clases medias
desaparecieron, los pobres son cada vez más pobres y los ricos, más ricos.
Estas
recetas, que cada vez más demuestran sus desaciertos, lo único que están
generando es un proceso de confrontación creciente entre los mexicanos, pero
especialmente entre quienes han sufrido históricamente los efectos de la
exclusión. Las formaciones clandestinas armadas tienen en esos sectores su
caldo de cultivo y harán, desde su lectura de la historia, lo indecible para
demostrar su credo y su verdad.
Estamos, pues, ante una coyuntura en la que podría pasar cualquier cosa.
El gobierno en sus tres órdenes, pero especialmente el de la Federación, tiene
la palabra.
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