Por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO
Si la presidenta Adela Román pensó que la negativa de los
líderes seccionales del SUSPEG a aceptar un reglamento sobre los ascensos
escalafonarios y a limitar los quinquenios, pese a que les dio todo cuanto
pidieron en su pliego petitorio, era su mayor problema, está equivocada.
Un problema mayor es cuando no puedes confiar en tu equipo y
cualquiera de ellos puede echar a perder todo el discurso de la honestidad y la
transformación. Como si durmieras con tu enemigo.
Cuando los acapulqueños votaron en la elección pasada por
las propuestas de Morena para los diversos puestos de gobierno, lo hicieron
pensando en que las cosas cambiaran, en desterrar el pesado lastre de la
corrupción y confiando en quienes se presentaron como los candidatos de la
Cuarta Transformación, pero nunca imaginaron que los obstáculos a ese gran
proyecto surgieran de dentro mismo del equipo formado para ejercer el poder.
La presidenta municipal de Acapulco, Adela Román Ocampo,
recibió miles de votos más que sus oponentes del PRI y de PRD, gracias a que
tenía unos diez años alejada de la clase política corrupta, ejerciendo su cargo
como magistrada, lo cual le hacía ver como una persona además de capaz, apegada
a la legalidad y por lo tanto apta para dirigir un gobierno que hiciera las
reformas necesarias para dirigir a nivel municipal esa gran transformación.
Pero desde el inicio de la presente administración se
pudieron ver dificultades para integrar el equipo que le acompañara, Las
principales observaciones fueron en el sentido de que se trataba de gente sin
experiencia en el gobierno o bien que procedían de otros equipos, que le habían
ayudado a ganar la elección, pero sin el perfil idóneo. No obstante, la
presidenta municipal optó por darles la oportunidad.
Las equivocaciones se han venido corrigiendo en el camino.
El gabinete se ha ido depurando, y se mantiene la expectativa de que cada vez
que se cambia a alguien el sustituto lo hará mejor, Los cambios realizados ya
son bien conocidos.
Pero un cambio que la alcaldesa no ha llevado a cabo y que
resulta urgente por la mala imagen que deja ante la gente del gobierno de la
cuarta transformación es el de Ignacio Pérez Parra, Director de panteones y
velatorios.
Como funcionario público, más allá de que en su ficha de
registro en recursos humanos no indica ningún tipo de formación académica que
tenga que ver con el perfil del puesto que desempeña, ha acumulado serios
señalamientos de corrupción.
Uno de ellos y grave, es la venta de lotes y de no ingresar
el total del costo a las arcas del Ayuntamiento, ya que mientras él cobra $25,347.00
por el servicio en el Panteon El Palmar, sólo ingresa el costo del permiso de
inhumación que es de $582.98, así como el pago de guardia y custodia que
asciende a $485.82. (El recibo sale de ambas cantidades es de únicamente $1.068.00)
mientras que él otorga a los dolientes un documento firmado por él mismo, como
Título de propiedad. Como se puede ver sólo ingresa al ayuntamiento mil 68
pesos, mientras él cobra 25 mil 347 pesos.
Asimismo, ya tiene quejas ante derechos humanos por violar
los derechos de los trabajadores y provocar enfrentamientos verbales y a golpes
entre los seccioneros y el administrador del Panteón de las Cruces.
Información confidencial entregada a este columnista precisa
que se adueña y apropia de lotes en el Panteón El Palmar y los pone a nombre de
familiares y amigos, construyendo 4 gavetas y los vende a su propio beneficio,
sin ingresar el dinero al Ayuntamiento.
Todo esto ya está sobre el escritorio del titular del
departamento jurídico del Municipio, así como en Derechos Humanos, una abierta
queja por retención de Salario, mientras que en el Tribunal de lo Contencioso
Administrativo, tiene también una queja por dar recibo por una cantidad menor a
la realmente recibida.
Este tipo de personas cuyas anomalías trascienden los muros
de Morena, de donde fuera expulsado por la Comisión de
Honor y Justicia de Morena cuando era consejero de Acapulco, el 27 de abril,
por una protesta en una reunión con organizaciones sociales el 10 de agosto
de 2017 en Acapulco, dan la razón a aquellos que esperan que la llamada Cuarta
Transformación no avance y sean derrotados en las próximas elecciones.
Llama la atención que la alcaldesa aún
no haya tomado cartas en el asunto, al tratarse de un claro asunto de
corrupción, pese a que esa fue la principal carta de presentación de la campaña
de López Obrador y de Morena en todo el país, el combate a la corrupción.
Mientras esto siga así, la alcaldesa
Adela Román estará durmiendo con el enemigo.
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