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La anécdota de Ángel Aguirre y el Pachuca, único ometepequense que estuvo en un barco de la Segunda Guerra Mundial


Del anecdotario

Pachuca fue de los primeros ometepequenses que corrió la aventura de incorporarse como auxiliar de cocinero en un barco de la Segunda Guerra Mundial y que hizo largas travesías por el mundo de la fantasía. Presumía conocer todas las ciudades del planeta.
Una vez, un paisano, para probarlo, le preguntó:
"Oye, Pachuca, ¿conoces Canadá? —
Por supuesto que la conocí. —¿Y
Canada Dry? (que era un refresco). —
También lo conozco. —¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? —
Que Canada Dry es más pintorrusco —El buen Pachuca quería decir pintoresco.
Después de 20 años de regresar a su querido Ometepec, un día platicó a un paisano que acababa de recibir un telegrama desde Shanghai y compartió su contenido: "Acaba de nacer un nuevo hijo en esa lejana ciudad; estoy feliz", decía.
Era excepcional, único, tuve la fortuna de tratarlo y hacerme su amigo. Alguna de esas tardes lo encontré en el zócalo y con entusiasmo me compartió que estaba haciendo injertos de mangos petacones.
—Qué tal, licenciado, ¿cómo le ha ido? —Muy bien, Pachuca —le contesté. —Fíjese que acabo de hacer un injerto de mango con checos. —¿Estás mezclando el mango mexicano con el mango checoslovaco? Maravilloso, Pachuca. —No licenciado, los estoy mezclando con checozapotes.
Obviamente no pude contener la risa. Donde quiera que estés, que Dios te bendiga, querido Pachuca. La vida es así…
Enviado desde mi Huawei de Telcel.









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