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Había dos bombas en el coche explotado en Acapulco, pero sólo una estalló; UPOEG


Por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO

Xaltianguis, Acapulco, Gro. a 4 de abril de 2019.- Nadie se imaginaba que ese día la tierra se estremecería por el estruendo de una bomba, ni que ahí se inauguraría un episodio de terrorismo en el paraíso, como se le conoce al puerto de Acapulco.
-Yo traía los audífonos oyendo música y más que el ruido sentí el temblor. Revelaría una joven 24 horas después, mientras despachaba alguna mercancía en una pequeña accesoria a dos cuadras del lugar del estallido.
Eran las 4 de la tarde con algunos minutos. La temperatura ambiental rondaba los 34 grados y soplaba un tenue vientecillo del sur, en el pacífico pueblo de Xaltianguis, la comunidad rural más grande del municipio de Acapulco, con unos 7 mil habitantes, la mayoría de ellos mujeres.
Hasta el cobertizo que alberga al cuerpo de vigilancia de las policías comunitarias de la UPOEG (Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero) llegó un elegante automóvil Nissan tipo Sentra color blanco, de modelo reciente, muy limpio, tripulado por dos personas.
En la parte del medallón del auto se leía la palabra Prensa en letras blancas y los hombres preguntaron a la guardia comunitaria si podían estacionar un momento el carro en ese lugar ya que les esperaba un taxi en el cual irían rápidamente a hacer una diligencia y regresarían por él.
-Aquí no se puede estacionar. Dijo el comunitario con su playera verde seco y su vetusto fusil .22 colgado al hombro. Es exclusivo para las unidades de la policía, reiteró a modo de argumento.
-Los carros de los civiles se pueden estacionar de aquel lado- le explicó, señalando la parte derecha de la calle de terracería.
Luego de dejarlo ahí, los hombres se fueron y 30 minutos después todo era un caos: el Sentra blanco volaba en cientos de pedazos a una velocidad de vértigo. El comandante Ernesto Gallardo, de espalda al automóvil cuyas letras de prensa le habían dado confianza, se sintió empujado por una fuerza demoníaca que lo hizo caer de bruces a dos metros de donde estaba parado, en el cobertizo de la guardia comunitaria; era la onda expansiva y calórica de la detonación de una bomba que no tendría más de 20 centímetros de espesor, a juzgar por su par, que al no detonar fuera recogida y desarticulada por el escuadrón antibombas del Ejército Mexicano que llegó varios minutos después del estallido y después, también, de la presencia de agentes del Ministerio Público de la Fiscalía General del Estado, que esta vez no tardaron mucho en llegar al lugar del siniestro.
-Dos proyectiles de escopeta se detonaron solos con la ola de calor de la explosión, dijo una mujer, que también las hay en la policía comunitaria de Xaltianguis; allá está la mesa con los pozos que se le hicieron, completa, otro de los uniformados.
El parte oficial dijo que habían sido dañados 7 carros por la explosión, que no hubo heridos y que la explosión se ocasionó con un tanque de gas que se habría manipulado para que detonara a la hora deseada.
-¿Cuál tanque de gas? replicarían los elementos que resguardan la comandancia. Eran bombas, no era sólo una, eran dos, pero una se desconectó y por eso no explotó. El teléfono celular que le dejaron al lado como mecanismo para activarla, estuvo suene y suene, recuerdan al conversar con el reportero.
Eran dos bombas y las activaron por medio de un chip de teléfono celular. reiteran.
El hueco en la pared es de unos dos metros de alto por cuatro de ancho. El muro de tabique ha desaparecido y sólo quedan en el piso algunos cristales rotos, pedazos de defensa de auto, algún trozo de motor. Enfrente las puertas de los tres baños están casi despegadas de sus goznes, las paredes picoteadas por las esquirlas en que se convirtieron los pedazos metálicos de los autos que salieron volando.
Un hombre y un joven, ya sobre la carretera federal 95 se atreven a comentar que fue un estruendo horrible, que fue cosa de Dios que no haya muertos, pues el sitio es muy céntrico y zona de paso de mucha gente que camina por ahí a todas horas y que hasta llega a sentarse en unas bancas que se encuentran al lado.
La versión de la ausencia de heridos sería cuestionada por una joven xaltianguense que asegura que hay dos personas, al menos, que fueron detenidas y llevadas a la casa de recuperación, heridas, porque estaban cerca y se cree que fueron dejadas ahí a propósito por los autores para que dieran el informe de lo ocurrido.
-Fue cosa de Dios-, insiste el hombre mientras mira a un joven a su lado. Si lo hubieran estacionado donde ellos querían habría sido una matazón (muerte masiva), había al menos 15 personas ahí, No se hubiera salvado nadie, En sus ojos hay un brillo tenue que reverbera en el vaporcillo que sube del pavimento de la carretera federal. Una brizna de polvo o alguna conclusión certera, que le acaba de llegar, será lo que humedece el globo ocular.
-Esto es un acto de terrorismo- sentenciará por su parte el comandante Gallardo. Luego se quedará largamente callado.
Para Trasfondo informativo es la hora de desandar los 50 kilómetros que separan a esa comunidad de la parte turística de Acapulco, donde el mayor evento de la industria sin chimenea se prepara por todo lo alto para recibir a mil 200 mayoristas y varias decenas de países, entre ellos España, el país cuyo gobierno no se ha disculpado por la conquista y que tiene mucha experiencia en actos terroristas con coches bomba.


















xxx Trasfondo informativo. Venos de lunes a viernes de 10 a 11 am en www.facebook.com/trasfondoinformativo y en https://youtu.be/7sbcO1WgF-s, con Jorge Zamora Tellez




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