Por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO
El semblante del presidente municipal de Taxco de Alarcón,
Marcos Efrén Parra pasó del desconcierto, cuando se enteró de lo que había
ocurrido en la pequeña comunidad de San Juan Tenería, ubicada en los linderos
con el Estado de México, en un día que hasta ese momento había transcurrido
apacible, al dolor de saber que en el ataque habían matado a tres policías
estatales y a un socorrista de la Cruz Roja y finalmente a una especie de
descanso, cuando evaluó lo ocurrido en su dimensión estatal y recibió el
respaldo del gobernador Héctor Astudillo, para que, pese a la tristeza de sus
habitantes por la terrible pérdida, el pueblo mágico de Taxco tuviera espacios
para el arranque exitoso de la feria nacional de la plata.
Y es que el contexto estatal es verdaderamente preocupante:
en análisis hecho por el gobernador, según reveló al programa radiofónico
Secreto a voces, hoy hay más tomas de casetas, más bloqueos en las autopistas,
más policías o grupos armados que actúan de modo más beligerante y retador y
hay, acciones de violencia sobre blancos de mayor impacto.
Tiene razón el mandatario estatal: los ataques violentos han
alcanzado ya a policías, soldados, curas, periodistas, locutores, campesinos
desplazados, empresarios muy queridos por la sociedad y en el límite, a
socorristas, lo que ni siquiera en las guerras más cruentas en el mundo había
ocurrido. El objetivo: desestabilizar
Siguiendo el hilo de las revelaciones del gobernador a Secreto
a voces, eso tiene al menos dos vertientes que lo explicaría: a) los grupos
fuera de la ley que se sienten amenazados con la propuesta de legalizar el
cultivo de la amapola, por la implicación de pérdida del control territorial de
aquellos que lo han tenido históricamente y (y el gran negocio que eso
significa) y b) la coincidencia de “los tiempos que se acaban y los tiempos que
todavía no empiezan” (en clara referencia a la transición presidencial),
espacio en el cual “se entregan y se reciben temas y asuntos” que tienen que
ver con cuestiones como la Guardia Nacional y la incertidumbre que genera.
Todo eso unido a los grupos políticos antagónicos,
anárquicos, que no quieren (y no sólo en
Guerrero), ver a un gobernador fuerte, que le apuestan a la desestabilización a
la anarquía, al desorden, grupos fuera
de la ley, que optan por buscar desacreditarlo, diciendo que el gobernador
(cualquier gobernador del país) es bandido o es narco, siguiendo el mismo hilo
de pensamiento.
Todo ello implicaría que conforme avance el tema legislativo
de la amapola esa parte pueda irse clarificando y acotando, en tanto con la
dinámica en marcha del nuevo gobierno los reacomodos de los grupos que “se
entregan y se reciben”, pueda tomar un cauce al menos mesurable.
El análisis del gobernador, siendo una visión global de la
situación de violencia y aumento de la anarquía en el estado, sitúa de algún
modo lo que pasó en San Juan de Tenería, como algo detestable, pero
difícilmente controlable en estas circunstancias, lo que pone al alcalde Taxco,
Marcos Efrén Parra ante la urgencia de sacar la casta y sabiendo de las
dificultades que vive, sacar adelante a ese municipio y mejorarle las
condiciones de vida, sin doblarse, con sensibilidad y mucha prudencia, que se
necesita hoy más que nunca, para que Taxco no se paralice.
Taxco, como Acapulco, Iguala o Zihuatanejo y los 77
municipios más, son tema estatal y sólo en coordinación con el gobernador
Astudillo y con el próximo gobierno federal, podrán colocarse en el riel que
busque sacarlos de la situación que viven, hacia un poco de luz, del
desarrollo.
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