Por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO
El domingo pasado buena parte de los guerrerenses estuvieron
atentos a los cambios en la conducción de sus municipios, en el futuro de los
salientes, los discursos de los entrantes, los nombres de los nuevos
funcionarios que acompañarán a los ediles y haciendo oración porque los nuevos
ayuntamientos se ponga de inmediato a trabajar en los problemas más importantes
de la población.
En Acapulco y Chilpancingo la atención se centró en la
relación entre los alcaldes entrantes, Adela Román Ocampo, de Morena y Antonio
Gaspar Beltrán, del PRD, con el gobernador Héctor Astudillo Flores, tras la
evidente tensión entre los munícipes salientes, Evodio Velázquez Aguirre (del
PRD) y Marco Antonio Leyva Mena (del
PRI) y el mandatario estatal, lo cual devino en desatención oficial hacia los
grandes problemas municipales.
En este sentido, no es solo la relación con Astudillo
Flores, que según las normas no escritas de la política mexicana se mandan en
el representante estatal en la ceremonia de toma de protesta, lo que mantuvo a
la expectativa a los ciudadanos, sino también cómo y quién le dará seguimiento
a los ediles salientes, que dejaron además de cúmulos de problemas irresolutos por
la mala planeación o de plano por la desidia e ineficiencia de esos
ayuntamientos y que se reflejan en acciones punibles por la ley, tales como
desviación de recursos, omisión de responsabilidades, laudos desatendidos,
falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos, entre muchos
otros que sería largo de enumerar. ¿Qué va a pasar con Evodio Velázquez y con
Marco Leyva?, era la gran pregunta que flotaba en el ambiente dominguero, junto
a la incertidumbre y cierto grado de esperanza respecto a los ediles entrantes.
Para Acapulco y Chilpancingo, el gobernador Héctor Astudillo
envió los mejores augurios; en el primer caso aunque no estuvo él personalmente,
envió en su representación nada menos a uno de sus hombres de mayor confianza
del gabinete y que ocupa la estratégica posición de secretario de Finanzas:
Tulio Samuel Pérez calvo (que por cierto ha aclarado que no está emparentado
con la esposa del gobernador Mercedes Calvo), hombre cercanísimo al mandatario,
prudente, hábil en la política y de experiencia financiera suficiente para
enviar el mensaje de que ayuda vendrá del gobierno estatal al puerto para
enfrentar los grandes desafíos que hereda Adela Román Ocampo, en una ciudad que
parece un hoyo negro; se devora todo el recursos que llega y sus resultados son
exiguos.
Si bien la presencia del secretario de Finanzas en la
ceremonia de Adela manda el mensaje de la apertura a la ayuda económica, eso
pude también representar la posibilidad de la ayuda política. Más de un
analista ha ubicado a la actual alcaldesa como cercana a Héctor Astudillo, a
quien recibió en tres ocasiones como alcaldesa electa y una poco antes de ser
candidata por Morena. Y vaya que la alcaldesa necesitará ayuda política pues
tendrá que trabajar en un ambiente adverso con sus propios compañeros de
Morena.
Cabe recordar que quien la quiso echar abajo como candidata,
alegando que era inelegible al no renunciar a tiempo a su magistratura, fue su
primer síndico Javier Solorio, quien luchó hasta el último momento por la
candidatura a la alcaldía ya ha establecido una alianza con la segunda síndica,
que por cierto se le lanzó a la alcaldesa electa, al criticarla por lo que ella
llamó una costosa y exagerada escolta, que en realidad no era más que una
camioneta de marinos y un auto compacto con cuatro guardias civiles. Los
regidores de Morena, en tanto, andan alborotados peleando sus parcelas y dicen
en voz alta que ninguno le debe el cargo a ella, por lo cual no están obligados
a seguir sus lineamientos.
De tal manera, que la ayuda política del gobernador será muy
útil, toda vez que eso representa la posibilidad de contar con la fracción de
los cinco regidores del PRI y los dos del PRD, ambos con distintos grados de
cercanía, una porque es sobrina del gobernador y el otro, porque en el pasado a
estado dispuesto a acordar con él mandatario. En un cabildo dominado por Morena
con 8 regidores, tener el apoyo de 7 no resuelve los problemas, pero sí ayuda mucho
¿no?
Claro que falta ver la disposición desde el lado de la
alcaldesa a recibir ese apoyo que puede representarle el beso del diablo,
frente a sus otros compañeros de partido que no la ven, de por sí, con buenos ojos,
y que están pensando en mantener una confrontación con Astudillo, los próximos
tres años, como vía para ganar simpatías hacia el 2021, y que hoy tienen un
gran poder por su cercanía con el presidente electo de México, Andrés Manuel
López Obrador.
En el segundo caso, Chilpancingo, el mensaje fue más claro,
el representante del poder ejecutivo estatal en la toma de protesta fue el
propio gobernador Héctor Astudillo, además de que se sabe que el actual
alcalde, Antonio Gaspar, a estado cerca, políticamente, de Astudillo Flores y
hasta han trabajado en el pasado, en el mismo equipo.
Por si había alguna duda, el gobernador puso en su muro de
Twitter el mensaje de que estará apoyando a todos los alcaldes sin importar el
partido político a que pertenezcan. Eso, claro, no es de tomarse tan a pecho,
pues solo es hoy discurso políticamente correcto, pero siendo Astudillo el
político de consenso, qué es, tiene una fuerte dosis de certeza. Lo tomará
quien quiera, el que no, muy pronto comenzará a confrontarse con el gobierno
del estado, como hicieron Evodio Velázquez y Marco Antonio Leyva.
El abucheo a Pérez Calvo, por algunos de Morena en la toma
de protesta, no deja lugar a dudas. Las cosas no serán tersas en automático.
Hay que trabajar mucho en las formas y en la formación política de los nuevos
alcaldes y funcionarios.
Queda pendiente de analizar, para una próxima entrega,
porqué Adela Román, casi no dijo nada en su discurso de toma de protesta, de
los dos principales problemas de Acapulco,: el de seguridad pública y de la
quiebra económica del Ayuntamiento.
xxx
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