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El cierre de la empresa Coca Cola, un hecho, advertido, revela el Obispo Salvador Rangel, luego de celebrar la misa del Domingo de Ramos que da inicio a celebración de la Semana Santa

Baldemar Gómez  Roque

Chilpancingo, Gro., a  25 de marzo de 2018.-Al celebrarse la homilía con motivo de la celebración del Domingo de Ramos el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, exhortó a los feligreses reunidos en la plaza Primer Congreso de Anáhuac  a participar en las celebraciones por la Semana Santa,  donde dijo  "para que la sangre vertida por Jesús nos defienda de todo peligro, debido a los problemas de inseguridad que estamos pasando en México y en Guerrero".

El obispo participó en una peregrinación que partió de la plazuela Unidos por Guerrero, al sur de la capital, y llegó al Zócalo, donde ofició una misa en la que pidió por que la sangre derramada por Jesús "nos dé la paz y nos quite los temores por la violencia y Guerrero y en la Diócesis podamos vivir tranquilos".

En sus declaraciones al final de la celebración, el  Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa Salvador Rangel Mendoza, señaló que el cierre de la Empresa Coca Cola, es  un hecho que ya se había advertido y que es producto de la violencia que se vive hoy día en Guerrero.

Al ser entrevistado, el representante de la Iglesia Católica, señaló que desde hace un mes había denunciado que la empresa Coca Cola ubicada en el municipio de Ciudad Altamirano, en la Tierra Caliente de Guerrero, se encontraba en serios problemas de inseguridad y el gobierno del estado, durmiendo en sus laureles.

Señaló,  "desde hace un mes,  yo había anunciado que la empresa Coca Cola estaba en problemas, y desgraciadamente los delincuentes están ahogando a estas industrias que traen progreso a nuestra entidad, por lo que creo que las autoridades deben poner todo lo que esté de su parte para proteger estas industrias. En Ciudad Altamirano, se vive una situación parecida a la de Chilpancingo".

Pero sin embargo, agregó "el derecho de piso allá en Ciudad Altamirano, es terrible, y ojalá  que podamos entenderlo, y haya paz muy pronto en este estado". Y reconoció que en la región de la Tierra Caliente hacer  el sacerdocio es difícil "siempre es un trabajo riesgoso, pero vale la pena. El obispo, no puede echarse para atrás, no vale la pena, tenemos que dar un ejemplo de valentía y estabilidad".

Destacó que las autoridades de gobierno "deben poner todo lo que está de su parte para que tengamos un estado en paz. Los responsables de la estabilidad, y de guardar el orden y la paz, son las autoridades".

Ante su homilía expresó que la celebración "no es un mero recuerdo de lo que le sucedió a Cristo hace dos mil años. Sabemos la problemática que tenemos en México, de la inseguridad, los secuestros, y asesinatos". Donde recordó "estamos en un periodo de elecciones, escuchamos tantas voces, y tantas promesas. Tantas gentes que quieren justificar algo que no se puede justificar. Vivimos un tiempo decidido e importante para nuestra patria".

Dijo "con toda humildad los invitó, que recurramos a la oración, para que Dios nos de sabiduría, nos regale prudencia, y nos de valentía para elegir a aquellas personas que nos traigan paz y seguridad; que amen y respeten la vida; que destierren las injusticias, y que haya más seguridad para nuestro pueblo mexicano".

Recalcó,  "volteaba a la catedral de Santa María de la Asunción, recordando a aquéllos hombres que nos dieron libertad: al señor José María Morelos; el señor Miguel Hidalgo; y el señor Mariano Matamoros, que fue el más grande estratega que ha tenido América. Gracias a todos ellos, sacerdotes, tenemos la libertad y el estado de derecho, por lo que los guerrerenses y toda la nación mexicana, pedimos por unas elecciones benéficas y en paz el próximo primero de julio".

Donde recordó que el  domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa en el calendario cristiano, siete jornadas de pasión y devoción que se vive en las calles al ritmo del paso de las cofradías. Este primer día de celebraciones, destaca porque las palmas cobran una especial importancia, ya que acompañan a los fieles en la celebración de la misa.

Esto se debe a que ese día los católicos  conmemoran la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, cuando a su paso en una burra, el pueblo salió a recibirle entre aclamaciones, agitando palmas y ramas de olivo, dos árboles de la zona. Durante la misa del Domingo de Ramos, las palmas y ramas que los fieles portan a la iglesia son bendecidas y hay quien incluso las guarda para colocarlas en ventanas y balcones durante los días de Semana Santa, concluyó.


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