Por Alfredo Guzmán • ¿Unidad, palabra preciada?

El voyerista
Todos los partidos, todos los políticos, todos quienes quieren y desean lograr el objetivo de ganar en los próximos procesos electorales, tienen claro, que quien logre armar mayores logros en cuanto a unidad de criterios y acciones se refiere, será quien gane.
Y en ese inter en el estado de Guerrero, quedan atrás las campañas contra quien les puede permitir ganar y lograr avanzar en el objetivo prioritario: unidad.
Así las cosas, todos quienes han armado campañas contra el actual presidente municipal de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, se tendrán que tragar sus palabras. Aguirre Rivero, Ricardo Mejía, Luis Walton y los panistas confesos, que siempre menospreciaron al actual líder estatal real del Partido de la Revolución Democrática en Guerrero (PRD), le tendrán que rendir, sino caravanas, si respeto.
Un elemento que ha girado en torno a Evodio Velázquez Aguirre, es que siempre fue menospreciado. Y les ganó a todos. Y sigue ganando. Convertido hoy en el principal activo político real del PRD en Guerrero, luego de que Beatriz Mojica Morga se va como posible candidata al Senado y Sebastián de la Rosa Peláez, anda haciendo berrinche, el actual presidente municipal de Acapulco, sin Celestino Guzmán y sin Aguirre en el PRD, Evodio es el que llevará la batuta estatal, de cualquier negociación en el Frente por México. Así que calladitos se ven más bonitos.
Y contra viento y marea, puede decidir, si opta por competir la relección, por una diputación local o federal plurinominal. Así de poderoso está. Y el frente lo avalará. Claro, entendiéndose que no tiene competencia. Conozco 3 encuestas y en las tres aparece en primer lugar de todos y para todo.
El que algunos medios no lo quieran, porque no se ha dejado cobrar sus excesos y que ha logrado recuperar junto con el gobierno estatal y federal, que Acapulco siga siendo opción y que las tiendas en la Costera que cerraron cuando Aguirre Rivero dejó la casa tirada, empiecen a abrir sus puertas, se dice fácil. Pero al igual que el actual gobierno estatal de Héctor Astudillo Flores, de no ser por la violencia que genera la disputa por el control del negocio del placer, Guerrero y Acapulco, sería lo que era antes de que la guerra se desatara.
Lo que le ha permitido a Evodio seguir tan campante, es que no se ha peleado con quien tiene el poder en Guerrero, el gobernador Héctor Astudillo Flores y ha sabido conducirse con respeto a la figura presidencial de Enrique Peña Nieto. Si no, que le pregunten a Marco Antonio Leyva de Chilpancingo. Quien cayó por un bote de basura. Y por retar al poder.
Pero lo mismo que ocurre en el Frente por México, ocurre en Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), quienes dejaron el discurso liberal y de izquierda, para amparar y tragarse entre retortijones al Partido Encuentro Social (PES) de orientación religiosa. Todo en aras de unidad.
En el caso del PRI, igual, tienen que tragar sapos, cuando la maestra Elba Esther Gordillo, aceptó que no tiene otra opción más que apoyar a quienes tienen hoy el poder que son los priistas. Y el PRI, se traga a la señora con todo y sus marrullerías y mala fama de corrupción.
Pero mientras la ciudadanía no crezca y obligue a los gobiernos de todos los colores, porque no hay un solo partido político en México que se salve en tener entre sus filas a connotados corruptos y todos tan campantes.
No todo es negativo. Para empezar, ya hay una promesa cumplida del actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, hecha cuando llegó. Tiene presos y bajo proceso penal a más de 7 ex gobernadores, de varios partidos, que en otros tiempos gozaban de cabal salud. Otros han sido desaforados y exhibidos jurídicamente.
La lucha contra la corrupción, es importante. La ley y el Fiscal anticorrupción, ya caminan con titular. Y la esperanza de México, es que quien hurte dinero público, sea juzgado, Trátese de quien se trate. Eso antes no se dio. Ahora falta que esa promesa se cumpla a cabalidad y que el país, siga teniendo un crecimiento en todos los sentidos positivos de la vida. Poco a poco.

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