Redacción
Siendo el Partido de la Revolución Democrática (PRD), uno de
los más importantes en el estado de Guerrero, al grado que ya ha ganado en dos
ocasiones la gubernatura del estado al PRI, es de suma importancia observar lo
que ocurre a su interior y el reacomodo que se observa a partir de lo ocurrido
el sábado pasado en su sesión de consejo estatal.
La importancia de lo que ocurre al seno del PRD aumenta, en
la medida de que de ese partido emanarán los candidatos a dirigir los municipios
que ya actualmente dirige, que participarán en las elecciones de 2018, con
altas probabilidades de ganar, en caso de que se consolide el Frente Amplio
Ciudadano.
El consejo del sábado pasado no representa ya el verdadero
rostro del PRD guerrerense ya que los consejeros fueron electos durante el
ejercicio del poder de una de las corrientes, IPG, lo que le hacía sumamente
poderosa, al tener entre sus filas nadamenos que al gobernador, Ángel Aguirre
Rivero, quien no sólo tenía un peso desproporcionado por ser el gobernador,
sino además como personaje políticamente preponderante y, por si fuera poco,
por ser un hombre acaudalado, en un estado de miseria donde votos y líderes se
ofrecen al mejor postor. Ese gobernador compró entonces a un gran número de
consejeros, que le permitían manejar el partido a su antojo, obteniendo además,
la lealtad de la mayoría de los líderes de las otras corrientes, a cambio de
gestoría o dinero.
El consejo del sábado pasado ocurre en circunstancias
completamente diferentes: IPG ya no tiene la misma membresía y no solo perdió
al gobernador, sino que, además, hundió en el descrédito al partido a partir de
un desastroso manejo de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, de
lo cual una buena parte de la ciudadanía culpó al gobernador y al PRD.
Defenestrado como fue, Aguirre no solo perdió el gobierno y le fueron
confiscadas y congeladas algunas cuentas y algunos de sus cercanos fueron a la
cárcel, sino que perdió también la lealtad de muchos de sus seguidores y por
supuesto el control de los líderes de corrientes aliadas. En consecuencia,
debería de haber perdido también el puesto que IPG tiene en la secretaría
general del partido, pero eso no ocurrió.
Por el contrario, el entonces secretario general del PRD,
Evodio Velázquez Aguirre, estaba acorralado, siendo casi obligado a renunciar a
la candidatura a la alcaldía de Acapulco, que habían acordado en la elección
anterior cuando declinó en favor del dirigente de Movimiento Ciudadano, Luis
Walton Aburto, quien por su parte se negaba también a cumplir su palabra,
optando por ser agradable al entonces gobernador apoyando a su hijo el joven
hoy fallecido Ángel Aguirre Jr.; la caída del gobernador perredista (ahora ex
perredista, ya que renunció oficialmente y varios de sus allegados, entre ellos
el senador Sofío Ramírez, regresaron al PRI de donde venían) permitió al joven
Evodio ser candidato, ganar la elección y con ello estar en posibilidad de
ayudar a mucha gente del partido que le volcaron los apoyos a él,
convirtiéndolo en el dirigente de la fuerza más importante en el estado (NM). En
teoría esa fuerza debería haber obtenido la secretaría general o incluso la
presidencia del partido, pero no fue así.
¿Qué es lo que ocurrió, entonces el sábado?
Que ni Aguirre se debilitó tanto como para dejar de influir
en el PRD, ni Evodio se fortaleció tanto como para decidir en ese partido.
Aguirre tomó aire luego de que algunos dirigentes de organizaciones como UIG,
entre otras, fueron a buscar su dinero y relaciones para lograr candidaturas y
Evodio se debilitó con el alejamiento de la ex colaboradora de Aguirre Beatriz
Mojica Morga. NM se dividió y eso la debilitó.
Ante eso, el resto de fuerzas buscaron las alianzas en torno
a estos dos bloques y aunque las más importantes (numéricamente hablando) se
aliaron a NM, no fue suficiente para derrotar la suma del resto.
En consecuencia, se advierte un empate en fuerzas y
consejeros, entre los dos grandes polos y una fisura importante entre Evodio y
Beatriz, pese a lo cual, el presidente del partido no puede considerarse
actualmente un triunfo de ninguno de los dos bloques, ya que el diputado
federal Ricardo Barrientos, de ADG y ADN se maneja con cierta autonomía, al
igual que el ex presidente Celestino Cesareo, quien sorprendió por su
crecimiento en las lides políticas y ahora navega en el senado, al suplir al tránsfuga
Armando Ríos Piter.
Ese consejo, en esas condiciones, es el que va a analizar las
candidaturas, aún cuando se vayan por encuesta, lo cual vuelve sumamente
inciertos los nombres que pudieran salir para las candidaturas del Frente
Ciudadano en Guerrero.
Si nadie tiene mano en las candidaturas, habrá que esperar
el resultado de las encuestas y entonces cobran importancia los perredistas mejor
posicionados, al margen de si pertenecen a corrientes chicas o grandes.
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