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EVODIO Y ASTUDILLO, UNO ES EL PRESIDENTE, EL OTRO GOBERNADOR

Por REDACCIÓN:

El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, tuvo un discurso inusualmente directo, fuera de los cánones de la simulación acostumbrada en la clase política, que ha optado por anquilosadas formas de trato mayestático, hipócritas, que confunden lambisconería con protocolo y en donde los siempre sonrientes servidores públicos se dan palmaditas fingidas en la espalda, mientras afilan el cuchillo para dar la estocada al corazón.
Su sentencia de ""Yo soy el gobernador y usted el presidente municipal de Acapulco", dicho en un tono sobrio al alcalde de Acapulco, luego de expresarle su disposición a trabajar en conjunto, no dejó lugar a la interpretación: Él, Astudillo, es gobernador, en tanto el receptor del mensaje que le acompañaba en el templete, la tarde de este domingo en el zócalo de Acapulco, Evodio, es el presidente.
Parecía un juego de palabras cuidadosamente preparadas para dejar claro el papel de cada quien: yo sé cual es mi papel; no me creo presidente de la República; tengo los pies en la tierra, soltó en el último minuto de su intervención, en uno de los pocos eventos por el bien de Acapulco, realizados en conjunto con el primer edil y tras una relajante caminata de unos 400 metros, por el adoquinado nuevo de esa zona histórica realizada en conjunto por el alcalde, el gobierno federal y estatal, convirtiéndolo en un verdadero paseo turístico cultural.
La lectura obvia es en el sentido de que si yo no me creo tal y se quien soy y cual es mi papel, hay en el lugar alguien que no lo sabe, o no lo entiende, o sí, se cree en otro nivel de gobierno; pues de otro modo no se justificaría que se enfatizara; ni aún habiendo escuchado el discurso de su compañero de presídium, el presidente municipal de Acapulco, su anfitrión, quien trató, en su alocución, de ser amable, cortés, relajado, para abrir la puerta a dejar atrás, como lo dijo, "lo que nos divide", "lo que no nos une" y agradeció atenciones del gobernador.
El contexto en que deben leerse esas palabras, de uno y otro lado, es el de las porras a favor de Héctor y de Evodio, respectivamente, porras a todas luces innecesarias, de quienes han percibido una mala relación entre ambos mandatarios y han tomado partido, incorrectamente.
En estricto sentido, ambos tienen razón y en última instancia es sano que Astudillo dijera en voz alta lo que se rumora le molesta en privado, quizá que el alcalde no guarde las formas, como dicen los priistas; es sano, como sana de ser la decisión de ambos, de asumir esas palabras en su exacta dimensión y no ir más allá en busca de "chiches a las serpíentes". Entenderlo y asumirlo: uno es el gobernador, el otro es el presidente municipal y en un esquema republicano y democrático, ambos tienen un ámbito de acción, que se complementa en el servicio al pueblo que les paga por la vía de sus impuestos.
Claro que entenderlo no implica ninguna sumisión, como en la época del viejo sistema del partido único, donde el presidente era el rey, el gobernador el virrey y el alcalde el marqués, pues ya la sociedad destruyó ese esquema nocivo de sumisión indigna y antirepúblicana; en el marco del artículo 115 constitucional; implica, por el contrario, asumir que ni Evodio es ya, como alcalde, representante del PRD, ni Héctor, como gobernador, es ya representante del PRI. Ambos son, en su ámbito cada uno, representantes del pueblo y se deben a los intereses generales de una sociedad plural y cada vez más participativa.
Si, uno es presidente municipal y el otro gobernador, no líderes de partido o corriente partidista alguna y, por tanto, deben dejar la actividad partidista a los dirigentes de sus partidos (si es que no la han dejado), para caminar en una relación verdaderamente institucional, republicana, y que cada uno haga su mejor esfuerzo, en la suma de esfuerzos, por afrontar los problemas de los acapulqueños, que también son guerrerenses, y que no son pocos ni menores.
A final de cuentas, lo que pudiera pensarse como un reproche, puede quedar en un señalamiento sincero, muestra de la claridad de un gobernador y la aceptación de un alcalde, de la división de poderes y de la obligación de trabajar juntos...hasta que junio del 2018 los alcance.

Enviado en pruvadir

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