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Ante el gobierno de Trump, diplomacia y más diplomacia.

Por: Esteban Valdeolívar S.


"Ni China es Argentina, ni Honkong son las Malvinas"

*Zhao Ziyang.


Para quienes dudaron que al tomar posesión  Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de América, habría un cambio en el contenido de su discurso y actitud con relación a México se equivocaron. 


Con la proclama "Estados Unidos primero", Trump reiteró su objetivo de llevar adelante sus propuestas de campaña, ya investido Jefe de Estado en su relación bilateral con México: la construcción y el pago de el muro fronterizo, la repatriación o expulsión de mexicanos y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre otros temas relevantes de la agenda con nuestro país.


Como todos sabemos, La frontera entre los Estados Unidos de América y México, es el límite geográfico-político que parte del Océano Pacífico entre Tijuana e Imperial Beach, San Diego y culmina en el Océano Atlántico, en Matamoros, Tamaulipas y el condado de Cameron,Texas.


Según la Comisión Internacional de Límites y Aguas, la frontera tiene una longitud de 3185 kilometros (1951 millas); con el mayor número de cruces legales a nivel mundial, así como el mayor número de cruces ilegales a nivel internacional.


La construcción de la barda o muro fronterizo se inició en 1994, en el gobierno de Bill Clinton (demócrata) bajo el programa de lucha contra la inmigración ilegal conocido como Operación Guardián.


Es importante señalar, que la política migratoria de los Estado Unidos en su relación con México, ha sido, según mi criterio, una  política constante de Estado, a partir de los años 50's (después de la Segunda Guerra Mundial); al margen del Programa Bracero, la migración indocumentada  era importante y se les comenzó a llamar "ilegales", término despectivo rechazado por México. 


El fin de la guerra de Corea, regresó a miles de mexicanos en busca de trabajo y se comenzó a culpar a los inmigrantes del desempleo, con creciente discriminación, agresiones y crímenes de odio. Se instrumentó un programa de deportaciones llamado "Espalda Mojada o "Wet Back" y así, fueron deportados 3 millones 500 mil mexicanos.


Otro dato relevante, es que en los gobiernos de Bill Clinton (demócrata), George W. Bush (republicano) y Barack Obama (demócrata), se deportaron 870 mil, 2 millones 200 mil y 3 millones de compatriotas, respectivamente. 

Luego entonces, ¿cuál ha sido la diferencia en la aplicación de la política migratoria estadounidense? 

¡Ninguna!


Teniendo como antecedes lo comentado en líneas anteriores, hoy más que nunca es importante retomar los principios rectores de la política exterior mexicana: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacifica de las controversias; la proscripción de amenaza o del uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.


Asimismo, consolidar la observancia, diversificación y aplicación de los diez tratados de libre comercio que México tiene con cuarenta y cinco países, sus treinta y dos acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones con treinta y tres países y los nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial) en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).


Mientras tanto,  el nuevo vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, confirmó que el presidente Donald Trump recibirá al Presidente Enrique Peña Nieto, el próximo 31 de enero, ante lo cual es necesaria la aplicación de diplomacia y más diplomacia, pero también, dignidad y respeto, como lo afirmó el gobernador de Guerrero, Hector Astudillo Flores.


Colmo siempre, usted tiene la mejor opinión.


Ex Primer Ministro de la República Popular China.

Enviado desde mi Huawei de Telcel

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