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La perversidad en el ejercicio de la política




Intervención del Diputado Sebastián De la Rosa Peláez, Coordinador de la Fracción Parlamentaria del P.R.D.
en la Sexagésima Primera Legislatura al
Honorable Congreso del Estado de Guerrero.


Con el permiso de la Mesa Directiva,
Compañeras y compañeros Diputados:

Inicio esta intervención, lamentando profundamente que el Partido Movimiento Ciudadano en Guerrero prepare una guerra sucia, en contra del Presidente Municipal de Acapulco; que resulta incluso, violatorio a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos, por estar involucrados funcionarios de ese Partido.

Y no porque el Partido Movimiento Ciudadano lo tenga así contemplado en sus Estatutos o su Declaración de Principios; sino porque el interés personal de la su dirigencia, se ha impuesto por encima del compromiso que institucionalmente asumieron ante la ciudadanía; una ciudadanía que confió en sus representantes y hoy demuestran -sin principio y legitimidad alguna- que poco les importa.

El ejercicio sano y elemental de la política está sustentado en la tolerancia, en el reconocimiento a la otredad y el respeto a la diversidad ideológica y la pluralidad política; de tal suerte que, sobre la base de estos principios, se pueda acordar, se pueda asumir un compromiso mutuo que privilegie la gobernanza, la gobernabilidad y la armonía, precisamente sobre los intereses personales o de grupo.

En una democracia representativa como la que vivimos, que por cierto debe trascender a una democracia participativa, no es menos lo que la ciudadanía espera de los institutos políticos, a quienes se nos ha conferido luchar, en su representación, por una vida digna, que garantice el ejercicio pleno de las libertades y derechos humanos de todas y todos los guerrerenses.

Muy a pesar de lo anterior, muy a pesar de responder a principios tan legítimos como elementales en el ejercicio de la política, lo que observamos de esa dirigencia, de las personas que asumen la dirigencia del Partido Movimiento Ciudadano, es una práctica política basada en la denostación, en la intriga y perversidad, afirmando categóricamente: “Nuestro objetivo es Evodio, es pegarle a Evodio y es chingar a Evodio…”

En esta afirmación categórica, ¿hay algo que se asemeje a luchar por el bienestar social de Acapulco, se exhibe algún propósito que contribuya al mejoramiento del bienestar social de las y los acapulqueños, hay algún viso de respeto al interés general de la población?

Tampoco, compañeras y compañeros diputados, me extraña que con esta estrategia exista una clara intención de encubrir la responsabilidad política de la administración municipal anterior en Acapulco; la ausencia de la elemental ética política y la falta de escrúpulos para enfrentar el juicio ciudadano, se equiparan al tamaño de su irresponsabilidad en el ejercicio de gobierno y la conducción de la administración municipal.

Acapulco en particular, y Guerrero en general, están más allá de la miopía política de Movimiento Ciudadano; la denostación y descalificación a ultranza como práctica política debe ser sustituida por el debate respetuoso y tolerante, que nos permita construir entendimientos en razón del interés general. Eso, es algo que Movimiento Ciudadano tiene dificultad para entender.

Pero esto no lo es todo ni lo más preocupante. Lo verdaderamente preocupante es que al menos dos funcionarios públicos de primer nivel en la Administración Estatal, Mario Ramos del Carmen y Abel Arredondo Aburto, Secretarios de Contraloría y Transparencia Gubernamental y, de Fomento y Desarrollo Económico, respectivamente, formen parte de esta estrategia de descrédito que no solo denigra el ejercicio de la política, sino que presume el uso de los recursos, medios y facultades atribuidos a la Administración Pública Estatal.

Lo anterior, en términos de los artículos 61 y 63, de la Ley de responsabilidades de los servidores públicos, en correlación con el artículo 197 de la Constitución local, puede ser constitutivo de responsabilidad administrativa, en los casos en que los servidores públicos en el ejercicio de sus funciones, realicen actos u omisiones que contravengan la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia a los que están obligados responder.

La participación de estos funcionarios, dada su participación en los hechos descritos, evidentemente han incumplido con las obligaciones que le impone la ley en su carácter de servidores públicos, de ahí que el ciudadano Gobernador del Estado, no puede dejar pasar desapercibidos estos hechos, debiendo actuar en concordancia con el marco jurídico que le atribuye como Titular del Poder Ejecutivo Estatal.

Compañeras y compañeros, solo me queda reiterar que debemos honrar el compromiso asumido con todas y todos los guerrerenses, para hacer del ejercicio de la política un instrumento de contribuya a construir acuerdos que fortalezcan la gobernabilidad y la armonía entre autoridades y ciudadanía.

En este sentido, la Fracción Parlamentaria del PRD en este Congreso, reitera al Ciudadano Gobernador del Estado, nuestro compromiso de trabajar juntos por el bien de Guerrero, pero así mismo habremos de exigir de su parte el estricto cumplimiento de la ley en tanto responsable de la Administración Pública Estatal y destituya, de manera inmediata, a los funcionarios involucrados en esta estrategia de denostación en contra del Presidente Municipal Constitucional de Acapulco de Juárez.


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