TRASFONDO
Por Julio
Zenón Flores
Los
empresarios de Acapulco se empezaron a preocupar cuando la muerte violenta, a
balazos en la cabeza o en la espalda, llegó a las playas, a las zonas turística
que se creían más seguras, como ocurrió la tarde del pasado domingo, día del
padre, en plena playa Papagayo, una de las más populares del puerto, cuando un
comando rodeó a un grupo de personas que convivían en la arena, apartó a dos de
ellos, y les descargaron las armas de fuego en el rostro.
Uno de los
asesinados era un mesero. Cuando murió aún traía puesto su mandil corto y su
mochila.
Ese mismo día,
se supo de cuatro médicos secuestrados luego de que vinieran al puerto
procedentes de Chilpancingo. Lo último que se supo de ellos, fue que habían
tomado unas copas en un bar de la avenida Solidaridad, una de las vías vitales
para desahogar el tránsito vehicular de la zona de hospitales, que une la
avenida Adolfo Ruiz Cortínes con la avenida Cuauhtémoc, muy cerca del palacio municipal.
Tres días
antes, unos jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro)
habían sido interceptados sobre la carretera Pinotepa Nacional-Acapulco, en el
tramo de Las Vigas, en donde comieron en un restaurante, antes de ser víctimas
de los secuestradores.
A ese panorama
súmele las siete fosas encontradas en la colonia Olímpica, en plena zona urbana
de Acapulco y en total unos 36 muertos violentamente entre el viernes y este
martes, sólo en el puerto, lo que le da un referente de cómo está teñido de
sangre el hermoso balneario del Pacífico.
Ese escenario
demuestra quién manda en las calles de la ciudad.
Por su parte,
las autoridades han dado muestra de una pasmosa negligencia que bien pude ser
calificada como complicidad.
Tan solo cabe
recordar que el alcalde con licencia de Acapulco. Luis Walton Aburto, dejó al
puerto completamente a la ley de la selva, entre los grupos criminales que se
disputan la plaza. Acuarteló a su propia policía al orillarlos a la huelga y
tensar las negociaciones en una inconcebible falta de flexibilidad.
En tanto que
la presencia de la policía federal y Gendarmería, quedó claro el día de la
elección, fue sólo con fines de disuasión de movimientos sociales de boicot
electoral y su presencia física se limita a las zonas turísticas, donde tampoco
han inhibido en lo mínimo la violencia.
En tanto, el
incremento de la violencia tiene su caldo de cultivo no sólo en la inacción de
las corporaciones preventivas, sino en la impunidad que dan las autoridades
investigadoras del estado.
Un fiscal sin
méritos, impuesto por votación amañada en el congreso, por el ex gobernador
Ángel Aguirre Rivero, Miguel Ángel Godínez Muñoz, anda por la ciudad como jefe
de estado, rodeado de una veintena de escoltas que se mueven en cinco vehículos
con motores arreglados y a bordo de una camioneta blindada que tiene un valor
en el mercado cercano a los 2 millones de pesos, con blindaje nivel 7 y ha
tomado su paso por la Fiscalía como un paseo por las nubes.
De los 800
investigadores que componen la PIM a su cargo, 500 se reportan “enfermos”,
según dice él y decenas más se ocupan en dar protección al propio fiscal, a su
padre, a su suegro, que por cierto tiene en nómina, a su hermano, que también
cobra como asesor y un par de damas, incluyendo una en el lujoso
fraccionamiento Las Brisas.
Y mientras su
numeroso cuerpo de asesores (se habla de 40) cobran un promedio de 60 mil pesos
mensuales cada uno, las comandancias carecen de personal, de pago de viáticos,
de combustible y de papelería al grado que a veces se niegan a salir a
comisiones.
En síntesis,
no hay prevención y no hay investigación, ni hay, para efectos prácticos, un
fiscal de verdad.
¿Cómo no va a
reinar la violencia en Acapulco y en otras partes del estado?, pero a todo ello
el gobernador ha respondido preocupándose más por su imagen, al cambiar al
director de comunicación social, que llamando a cuentas al Fiscal, cuya
autonomía, como se ve, ha sido un error del sistema penal de Guerrero, pues
sólo ha servido para hacer…nada.
www.facebook.com/juliozflores***Responsable del BLOG: Julio Zenón Flores. Periodista, escritor, marketer digital y maestrante en ciencia política. Premio estatal de periodismo y premio estatal de periodismo legislativo. www.facebook.com/juliozflores
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