TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores
Salgado
Cada vez es más evidente
que la inseguridad en Acapulco tiene como aliado al gobierno municipal y aunque
parezca contradictorio, eso puede estarle representando ganancias al alcalde,
que es quien mantiene en paro desde hace más de tres meses a los cuerpos
policiacos.
Los estudios más recientes
hechos por organismos independientes en materia de seguridad han colocado a
Acapulco como la ciudad más violenta de México, con 142 asesinatos por cada 100 mil habitantes y en el tercer más violento del mundo. Sí, leyó usted bien, del mundo.
Sólo superado por San Pedro Sula, en Honduras y Caracas, en Venezuela, mientras
que otros municipios como Ciudad Juárez, otrora de gran riesgo, ahora se
colocan en el lugar 47, por debajo de San Luis Misuri en Estados Unidos.
Una contradicción más
grande aún, s el hecho de que Acapulco sea uno de los nueve municipios del país
que reciben más recursos de la federación, en general, junto a Chilpancingo y
otros del estado de México, y en lo particular en el rubro de seguridad donde en
los últimos dos años recibió 200 millones extras para la corporación policiaca,
que paradójicamente está paralizada, por decisión del presidente municipal,
quien ni siquiera permite a los ya certificados salir a trabajar, ni al síndico
de seguridad hacer su trabajo.
Juan Pardinas, director
del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), resaltó en un estudio que
realizó, que estos municipios como Acapulco, Chilpancingo, Chilapa, Zihuatanejo
y Tlapa, aunque cuenten con más dinero, suelen gastar mal y por ello no se
registran avances importantes en materia de seguridad.
En su estudio se menciona
que en el caso del puerto de Acapulco, el gobierno municipal obtuvo más de 2
mil 658 millones de pesos, pero registró mil 256 asesinatos en 2012, equivalentes
a 48 por ciento de los homicidios registrados en la entidad ese año.
Por ejemplo, los
municipios de Guerrero destinaron a todos los rubros de seguridad pública,
incluidos salarios, materiales y suministros, apenas alrededor de 3.6 por
ciento de su gasto total.
Al respecto, Marco
Cancino, director general de Inteligencia Pública, agregó que del dinero que
reciben los municipios de mayores ingresos, solamente una parte muy reducida
termina en rubros como equipamiento o entrenamiento para las policías.
En el caso particular de
Acapulco llama la atención que desde
julio, los agentes policiacos se encuentren en paro de labores y que el
alcalde Luis Walton no haga el mínimo esfuerzo por dialogar con ellos y
hacerlos volver al trabajo, descargando la responsabilidad de la seguridad en
el gobierno estatal, cuyas fuerzas, como se sabe andan en otra dimensión, sobre
todo luego de lo ocurrido en Iguala a los estudiantes de Ayotzinapa, y, en el
gobierno federal, cuyo secretario de Gobernación acotó recientemente que los
gobierno locales deben hacerse cargo de sus responsabilidades ya que la
federación solo puede ir en apoyo no suplir a los gobiernos.
Mientras el presidente
Walton hace que se alargue el paro de los policías locales, los asaltos a mano
armada, a transeúntes, los robos a casa habitación y a negocios, así como en
bancos y las extorsiones y asesinatos, sobre todo en la periferia de la ciudad,
se han recrudecido considerablemente, al grado de que ya los maestros volvieron
a las calles y a parar labores, tras el asesinato de dos de ellos y el
secuestro de una maestra.
La solución a la que las
autoridades han recurrido, en el pasado gobierno de Angel Aguirre (porque de
este aún no se ve luz de cómo va a operar el tema), ha sido contratar personal
privado para dar seguridad a las escuelas de Acapulco, ahí es donde salta la
sospecha: ¿Cuándo dinero extra está ganando el empresario Joaquín Badillo,
dueño de la empresa beneficiada con esos contratos? Y si esa empresa es la
beneficiaria de la huelga de los policías ¿Será posible que esté compartiendo
las ganancias con un Luis Walton que está muy necesitado de dinero para su
campaña de gobernador? Porque bien se sabe que él si tiene su dinero, pero que
es muy codo para gastarlo, por eso resultaría más creíble que para la campaña
obtenga una “cooperación” de una empresa beneficiada con la inseguridad. ¿ O
no?
El asunto, aunado a la
falta de alumbrado público, a la desincronización de semáforos y las
sospechosas obras eternas que te obligan a circular a vuelta de rueda y a
detenerte en lugares solitarios y oscuros, por la noche, debería ser objeto de
una investigación a fondo y hasta de sanciones pues la ambición por el dinero
estaría costando vidas y pérdida de patrimonio de los acapulqueños. Opine a
zenon71@hotmail.com
Julio Zenón Flores. Periodista y marketer digital |
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