JULIO ZENON FLORES
El gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, es un buen
político; pocas veces ha perdido la mesura en temas y debates públicos; una de
ellas fue con el actual coordinador de la fracción priista de la Cámara de
Diputados federal, Manlio Fabio Beltrones, otra en cuestiones de seguridad
frente al gobierno federal, ante el tema de un “comisionado” en la entidad,
como el que ha asestado severos golpes al crimen organizado en Michoacán y que
se ha colocado por encima del gobernador Fausto Vallejo, otro más ha sido sin
duda el tema de las despensas y demás ayuda llegada a la entidad para ayudar a
los más desprotegidos luego de la tormenta Manuel.
Antes de eso sus giras eran el chacoteo total a costillas de
las mujeres, de las que se reía, a las que hablaba en doble sentido con eso de
“La Cumplidora” o “Guerrero Cumple”, entre otros chascarrillos insulsos
aplaudidos y festejados por su cauda de aduladores pagados que siempre le
acompañan.
Pero las crisis de mesura han sido cada vez más recurrentes;
ya no hace chistoretes, ya no ríe tanto, ya no hace poemas; ya no convoca tanto
ni a toda la prensa a sus eventos, ahora escapa por la puerta trasera, tratando
de eludir las entrevistas y uno inevitablemente se pregunta ¿Qué será lo que
está pasando? Una respuesta podría ser que la gobernanza se le ha complicado en
la medida en que eligió gobernar sólo con amigos y familiares, dejandeo de esa
manera sueltos muchos cabos, que luego a tratado de arreglar a bomberazos, sin
sacrificar nunca, en ningún sentido, a su numerosa familia.
Los vaivenes de la actuación de Aguirre Rivero, en tanto que
gobernador, lo han colocado en las últimas fechas como el Penélope moderno de
Guerrero, es decir, el que desteje de noche lo que teje en el día.
Así al menos se percibe en cuanto al impulso, necesario es
reconocerlo, de la parte turística del estado, que ha dado un respiro a
Acapulco frente a su inútil alcalde Luis Walton, dedicado a lloriquerar, en vez
de gobernar, y ha permitido a la industria sin chimeneas caminar por el sendero
de la recuperación de viejas glorias. En términos llanos, el posicionamiento de
Acapulco, nuevamente, en la palestra internacional, lo que a mediano y largo
plazo traerá muchos beneficios, pero por otro, también nos ha colocado como uno
de los estados con mayor índice de violencia, con mayor impunidad, con menos
justicia y con mayor corrupción.
Ni siquiera hay que esperar a las mediciones del Barómetro
internacional, para saber lo que están diciendo los medios internacionales más
importantes, tanto en Europa como en Estados Unidos y Canadá, sobre el caso
negativo más reciente, el de las despensas escondidas en Protección Civil y en
el DIF. Dicen que nuestras autoridades son unas corruptas que no respetan ni
siquiera la ayuda internacional en la desgracia y ante eso, Aguirre apenas se
atreve a balbucear que es un asunto político. Claro, por supuesto que es
político, pero porque las escondió seguramente para las campañas electorales de
su hijo y el hijo de su secretario de Finanzas. En todo caso es él, el
gobernador, quien quiere darle el sesgo político a un asunto de vergonzosa
corrupción de su gente más cercana, ante lo cual su reacción es una muestra de
su pérdida de mesura en las ultimas fechas.
Y, dada la cercanía de las elecciones para sustituirlo, esa
reacción se hará cada vez más común. Ya lo perdimos.
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