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MEDIO SIGLO. Confesiones Por: Juan López

Corría el año de 1963. Los Beatles entonces eran una promesa. Las Poquianchis, señoras que administraban a damas que expendían sus genitales, daban furor a las páginas de la Revista Alarma. Adolfo López Mateos se negó a liberar a David Alfaro, pese que quien se lo solicitaba era Pablo Neruda: "México está contigo prisionero". Pedro Páramo de Juan Rulfo iniciaba su caminata hacia la eternidad.

Lucho Gatica cantaba en el Carnegie Hall. Los Hooligans estrenaban "Despeinada". Raymundo Abarca Alarcón, candidato del PRI ganaba las elecciones en Guerrero y Díaz Ordaz, triunfaba en el país. Ambos se preparaban para sus respectivas matanzas: Los Copreros en Acapulco y los estudiantes en Tlatelolco.

El tiempo se lleva de nosotros algo. De nuestras manos se van las ilusiones, los recuerdos se acumulan y a lo lejos, la nostalgia hace del pasado un sueño intransferible. Dicen, que los hombres no deben llorar.

Se van rezagando, en la senda que no hemos de volver a ver, los amigos. Las mujeres que iluminaron la edad de la punzada, se marchitaron efímeras como una flor. A lo lejos todavía hay quien nos espera. Y en la distancia se hicieron añicos los juramentos eternos que hicimos en arrebatos de optimismo. Con la desaparición de afectos y estimaciones, de nosotros también desaparece la juventud, adiós.

Después de 50 años de trajinar, venciendo la rutina, creyendo en nadie, no esperando nada ni a nadie. Buscando en el oasis un desierto de a mentira, se descubre con tristeza que somos infértiles y áridos.

Hace 50 años escribí mi primer artículo para la revista Horizontes de México. La dirigía Jesús Sánchez Cordero de la dinastía de un apellido que estima mucho la nómina. Eran prolegómenos del rotograbado, la rotofoto, la lito-grafía. 1963, ese mismo año me publicaron tres o cuatro artículos más, que si los conservara, vería la ingenuidad mía intentando componer el mundo, tratando de modificar la conducta de mis lectores y abrumando a los renuentes con mis recomendaciones de caridad y bondad.

Este año cumplo 50 años escribiendo y hablando en periódicos, radio y TV. México es otro. Ya no hay un PRI solo, ahora son como seis PRIS los que nos ofertan lo mismo. Existe sí el Tricolor, pero le hacen genuflexiones un PRI azul, otro amarillo, otro verde, uno naranja y un moreno: Todos bandoleros: de banda, de pandilla, de compinches. Nosotros los de entonces, seguimos siendo los mismos.

En medio siglo se transformaron las redacciones. Al papel lo sustituyó el e-mail y Facebook y Twiter acabaron con la censura. Los más liberales directores de medios gozaban con el sadismo de impedir que Renato Leduc viera publicados sus textos. Era orgiástico vetar a Octavio Paz o a José Revueltas. García Márquez vio más de una vez sus borradores en el bote de la basura y Chema Gómez marchanteaba con clientes extorsionados los artículos que no llegaban al linotipo. Internet guillotinó la censura.

Fue gobernador Raymundo Abarca: el criminal coprero. También Zeferino Torreblanca. Dos elementos de la política con calzador. Nada sabían de administración pública ni de justicia social. Fueron gente afín a los negocios, mercaderes elementales, burócratas químicamente puros: 2 más 2 son cuatro, decían.

Después de medio siglo tengo la intuición de que Peña Nieto se parece mucho a López Mateos: bien parecido, gradilocuente, sonriente con aspecto de felicidad pero, vano en el fondo al no apreciar ni valorar los Sentimientos de la Nación: México es muy profundo en la miseria de sus pobres y muy mezquino en la abundancia de sus élites. El abismo entre el hambre social y la gula aristocrática, carece del arquitecto político que tienda el puente que elimine tales desniveles.

Pero, hablaba de que llevo 50 años escribiendo a veces lírico, siempre autodidacta y el mundo cambia pese a nuestros esfuerzos porque la vida siga igual. Criticar es vengar a nuestra sociedad agraviada. Ok.

PD: "Amor de aquellos tiempos cuánto añoro, la dicha inicua de perder el tiempo": Renato Leduc.
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