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Anarquía vial en Acapulco

REPORTAJE ANARQUIA
La circulación vial en Acapulco es una anarquía. Años de ser permisivos con los transportistas públicos y con los automovilistas particulares, han generado toda una cultura que hace las calles de este paradisiaco puerto una selva donde prevalece la ley del más fuerte.
Si el problema ya era fuerte, dada la rampante corrupción prohijada por autoridades permisivas y agentes viales con bajos salarios que prefieren la dádiva a llevar infracciones que no le representan ningún estímulo a su pesado trabajo bajo los rayos de un sol que casi siempre está por arriba de los 30 grados centígrados, el problema se agravó con la guerra surgida entre cárteles de la droga, pues trajo a estas calles a circular vehículos sin placas, polarizados, blindados, robados o propios, con hombres armados dispuestos a todo y que significan riesgo de muerte para los agentes que se atrevan a marcarles el alto.
El reto no parece sencillo:
Los camiones urbanos hacen un embudo de la avenida Constituyentes en dos puntos principales: Ciudad Universitaria y el mercado Central. Los semáforos resultan insuficientes y los agentes ahí instalados se limitan a estirar la mano.
Los taxis azul con blanco en la Gran Plaza y en la plaza Galería ocupan permanentemente un carril  junto a la acera y dejan dos carriles de los tres de la avenida, pero de esos dos carriles uno es  utilizado por camión urbanos  que levantan pasaje en doble fila lo que deja para el tráfico normal un solo carril. Aquí es raro ver a agentes viales.
Los taxis colectivos provocan por su parte embotellamientos en la zona de la Cuauhtémoc, en el ex cine Río y en Las Anclas, haciendo sitios sin que estén permitidos.
Por su parte los automovilistas privados abusan sobre todo a la salida de los colegios privados haciendo hasta tres filas de carros, con las camionetas de señoras que se ponen a platicar entre ellas mientras cierran el tráfico o bien dan vuelta en u donde les place.
Los problemas saltan a la vista
Semáforos peatonales inservibles, vialidades usadas como sitio por el transporte público, carros sin placas circulando a toda hora, carros del servicio público polarizados, automovilistas que invaden las zonas peatonales y encima de eso, obras de infraestructura sin apoyo de agentes para mitigar la restricción de vialidades.
A ello se suman decenas de camiones urbanos cuyas placas han sido retiradas, tapadas o semicubiertas o confundidas en su publicidad, lo que hace difícil identificar a esas unidades en caso de algún problema.
Así están las cosas en Acapulco, sin embargo, hubo una vez un director de tránsito que puso orden. Ese director era conocido como el CAPITAN HERNANDEZ, él ya no está con nosotros ahora tenemos a su hijo, Miguel Ángel Hernández Albarrán. ¿Podrá él devolver la normalidad a las calls de Acapulco?
CON IMÁGENES DE Guadalupe Aparicio, TRASSFONDO INFORMATIVO

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